La última escena: una adolescente de 18 años que el público solo puede asumir que es mitad asiática, desnuda y obligada a follar con su hermanastro que ni siquiera se molesta por sus gritos. Debido a su amor prohibido, él la domina demostrando su inseguridad y deseos lujuriosos. Una imagen pura de la joven verdanza y la búsqueda desvergonzada de los placeres carnales.