Un ladrón de 18 años asume el papel del villano, habiendo sido atrapado en el acto con una dura mujer policía. Qué argumento podría haber tenido esa joven y pequeña chica para hacerle detenerse... sin importar sus súplicas, la devora de manera ruda y enérgica, entrando y saliendo con frenesí. Una escena genial, real y sin filtros.