Conocí a mi hermanastro y de repente, después de emborracharme una noche, pensé que era lindo y me besó. Gracias a su lengua y dedos hábiles, tuvimos una sesión muy apasionada, estaba justo al borde del orgasmo. Le pedí que se retirara, y a pesar de mi protesta, continuó embistiéndose conmigo.