Una joven hada, de 17 años en el mejor de los casos, revela lo que nadie más ha tenido el privilegio de poseer. Y abre sus pequeños labios vaginales, de una manera delicada, como si la virginidad todavía estuviera intacta en un reino de lujuria. Esta es su iniciación, su gueinalidad, esa experiencia sexual muy sagrada que solo puede describirse como pura dicha.