Imagina que un día la estoy esperando con ansias y hábilmente hice del placer a mi esposa casada. En breve, ella estaba encima de mí, y me folló duro mostrándome lo apretado y bien que sentía su coño. Cuando el arte se convierte en una explanada esotérica tan intensa como la que tuve contigo hoy, entonces solo puede haber aleluyas.