Esto llevó a la obsesión después de un encuentro tabú donde mi hermanastra quedaría cautivada por su objetivo. Pero lloré y me quejé con ella, todo fue en vano ya que incontrolablemente quería más de mí. Fuimos más allá el uno con el otro, nuestras interacciones se volvieron más sexuales y me encontré atado a sus caprichos.